Ocho creencias que nos perjudican

1. La vida debe ser justa

Hemos oído innumerables veces (y seguramente lo hemos repetido nosotros mismos) que la vida no es justa. El fundador de Microsoft, Bill Gates nos ha dicho “Life is not fair – get used to it!  A pesar de que conceptualmente afirmamos y creemos esto, de alguna manera no lo aterrizamos en nuestras vidas. Muchos subconscientemente esperan que la vida sea justa y creen que cualquier injusticia que experimenten eventualmente deberá ser compensada, sin que medie un esfuerzo por hacer algo al respecto. Cuando algo “injusto” te suceda, no dependas de fuerzas externas para recuperarte. 

2. Las oportunidades llegaran aunque no las busque.

Una de las cosas más importantes que una persona puede hacer es tomar riesgos (calculados) y buscar oportunidades. El hecho de merecer un aumento,una promoción, un coche de empresa o un bono por resultados no significa que estas cosas van a ocurrir, tienes que provocar que ocurran. Tenemos que trabajar duro e inteligentemente buscar el premio. Si nos limitamos a las cosas que otras personas nos dan, siempre estaremos a la merced de otros.

3. Todo el mundo me debe querer

La realidad es que cada uno es dueño de sus gustos y disgustos y existen muchas personas decentes,  buenas y respetables que no son queridas por todo el mundo. Cuando tenemos la expectativa de ser queridos por todo el mundo se pueden lastimar nuestros sentimientos innecesariamente.  Cuando asumimos que le caeremos bien a todo el mundo tomamos atajos y solicitamos y demandamos simpatía antes de haber hecho lo necesario para entender lo que las otras personas piensan y sienten. En lugar de asumir que le caeremos bien a todo el mundo, enfoquémonos en ganar su confianza y respeto.

4. La gente debe estar de acuerdo conmigo

Pensamos que sabemos de lo que hablamos y por ende otras personas deben estar de acuerdo con nosotros. Pensar que las personas reconocerán nuestra sapiencia y lo bien fundamentado de nuestros argumentos es una receta para la frustración. Algo que es obvio para nosotros no lo es necesariamente para una persona con experiencias e intereses diferentes a los nuestros. Es el momento de ser más humildes y menos egocéntricos y darnos cuenta que no somos el ombligo del universo; que no tenemos la verdad “agarrada por la patas”. Enfoquémonos mejor en buscar soluciones que le den a cada uno lo que necesita. 

5. La gente sabe lo que quiero decir

Obviamente las personas no pueden leer tu mente y lo que estamos tratando de comunicar generalmente no es lo que otros captan. El mero hecho de hablar no te garantiza comprensión, hay que hablar claramente. Cuando pedimos a alguien hacer algo sin proveerles con el contexto o cuando explicamos a alguien una idea compleja es fácil omitir información porque pensamos que es irrelevante y queremos ahorrarnos saliva. Las comunicaciones no serán claras si no nos tomamos el tiempo de entender la perspectiva de la otra persona.

6. Voy a fracasar

Cuando una persona tiene poca confianza en sus posibilidades de exito, ¿qué motivos tiene para poner un esfuerzo intenso y constante? Empieza con unas convicciones que subrayan lo que no puede hacer, y esas convicciones refuerzan actitudes de pasividad, de titubeo, de falta de firmeza. Movilizará una parte muy pequeña del potencial de sus recursos personales. ¿Qué resultados se derivarán de todo esto? Con toda seguridad serán unos resultados mediocres, en el mejor de los casos. Y esos resultados mediocres muy posiblemente reforzarán su convencimiento negativo inicial, la mala valoración que esa persona hace de sí misma, que estuvo en el origen del problema.

 7. Las cosas (personas) me harán feliz.

Indiscutiblemente el dinero y las cosas que el mismo consiguen hacen la vida mas agradable, pero la felicidad solo depende de nosotros. Muchos esperamos que un evento futuro (unas vacaciones, una promoción, esa persona especial en mi vida) nos harán felices en lugar de buscar las causas de la infelicidad.  Un famosísimo psicoterapeuta Víctor Frankl https://en.wikipedia.org/wiki/Viktor_Frankl  postula que la felicidad no se puede buscar pues es el resultado de avocarse a una causa mayor que uno mismo.

8. Pensar que podemos cambiar las personas

La única persona que podemos cambiar es a nosotros mismos y creo que estamos conscientes de lo difícil que es eso. Abandonemos esta expectativa falsa y evitemos personas problemáticas que se convierten en un lastre. Si te rodeas de personas pesimistas y perezosas, lo más probable es que termines adoptando muchos de los hábitos de esas personas y por consiguiente vas a programarte mentalmente para afrontar la vida con una actitud negativa y pesimista.

Esto tambien funciona a la inversa, es decir, si te rodeas de personas positivas, enérgicas y que andan en busca del éxito, es muy probable que te contagies de ese espíritu emprendedor y quieras continuar adelante con todas tus iniciativas y proyectos.

Ignacio Garrote

http://phoenix-search.com.mx/

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